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Las autoridades sanitarias son incompetentes o poco compasivas.
Uno de los factores que más influyen en la indecisión ante las vacunas es la desconfianza general de la población hacia las autoridades, así como hacia quienes se encargan de su desarrollo y regulación.
La desconfianza se expresa a menudo en afirmaciones sobre conflictos de intereses o falta de conocimiento e investigación rigurosa.
Puede dirigirse a diversos grupos, por ejemplo:
También puede dirigirse a la investigación científica y a las propias vacunas.
Aunque la desconfianza se relaciona con la ideación conspirativa, los argumentos enmarcados en esta raíz actitudinal son distintos en el sentido de que los motivos de la desconfianza pueden deberse a experiencias reales (por ejemplo, haber sufrido discriminación en el sistema sanitario). Los argumentos derivados de la desconfianza tampoco tienen por qué estar directamente relacionados con conspiraciones. En cambio, la desconfianza suele manifestarse en forma de declaraciones vagas, llenas de sospechas e incertidumbre, con conclusiones extraídas en función de la fuente del mensaje.
Este tema caracteriza el sistema de salud y los profesionales sanitarios como incompetentes o poco compasivos. Los argumentos suelen hacer referencia a malas experiencias y relaciones anteriores, y suelen expresar una preferencia por los profesionales sanitarios discrepantes.
La desconfianza hacia las autoridades está a veces justificada. Por ejemplo, algunas personas pueden desconfiar de la información que reciben sobre vacunación porque algunos profesionales de la medicina se comportaron de forma poco ética en el pasado, o pueden haber tenido malas experiencias previas con profesionales sanitarios que desestimaron sus preocupaciones o se comportaron con ellos de forma condescendiente. Tenemos derecho a quejarnos de estos malos comportamientos. En España existen colegios profesionales y servicios de atención al paciente que escuchan nuestras quejas.
El diálogo entre pacientes y profesionales sanitarios resulta más productivo si se basa en la empatía, ofreciendo al paciente la oportunidad de afirmar las razones que subyacen a sus creencias y expresando comprensión respecto a ellas. Debido a ello, es importante comprender las raíces actitudinales que subyacen a las opiniones que manifiestan las personas. Afirmar la raíz actitudinal subyacente de una persona no significa que tengamos que estar de acuerdo con los detalles de sus argumentos. Por ejemplo, podemos reconocer que:
La desconfianza hacia las autoridades está a veces justificada. Por ejemplo, algunas personas pueden desconfiar de la información que reciben sobre vacunación porque algunos profesionales de la medicina se comportaron de forma poco ética en el pasado, o pueden haber tenido malas experiencias previas con profesionales sanitarios que desestimaron sus preocupaciones o se comportaron con ellos de forma condescendiente. Tenemos derecho a quejarnos de estos malos comportamientos. En España existen colegios profesionales y servicios de atención al paciente que escuchan nuestras quejas.
A veces podemos sentirnos desatendidos por un profesional sanitario, pero las recomendaciones sobre vacunas no proceden de una única persona.
Científicos independientes y organizaciones no gubernamentales de todo el mundo evalúan la seguridad y eficacia de las vacunas antes de aprobarlas y de que los profesionales sanitarios las recomienden.
La mayoría de los profesionales sanitarios se toman tiempo el tiempo de hablar con sus pacientes sobre las preocupaciones que puedan tener, dado que hacerlo es esencial para ofrecerles una atención de calidad. La asistencia sanitaria es un trabajo exigente que requiere años de formación y la mayoría de los profesionales sanitarios se preocupan por el bienestar de sus pacientes.
Información adicional:
Referencias académicas
One of the strongest predictors of vaccine hesitancy is people’s general mistrust of authorities, pharmaceutical companies, scientists, the medical “establishment”, and scientific research methods and findings. The distrust is often expressed in claims about vested interests or a lack of knowledge about vaccinations. It can be directed towards different targets, for example, health and medical authorities or professionals, pharmaceutical companies, the government, and the scientific process and vaccines themselves.
Although distrust is related to conspiracist ideation, arguments framed within this attitude root are distinct in that the reasons for distrust may be due to a person’s lived experience (e.g., having experienced discrimination in the healthcare system). Arguments stemming from distrust also need not relate to conspiracies. Instead, distrust often manifests as vague statements, full of suspicion and uncertainty, with conclusions drawn based on the source of the message.