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Las vacunas contienen materiales prohibidos (por ejemplo, productos de origen porcino y células fetales).
Ninguna de las confesiones religiosas más extendidas se opone explícitamente a la vacunación. Al contrario, todas las confesiones importantes de nuestro entorno han instado a sus fieles a vacunarse contra la COVID-19.
No obstante, se han identificado varias preocupaciones en torno a las vacunas causadas por las creencias religiosas de las personas. Estas preocupaciones pueden dividirse en cuatro grupos:
Aunque la religiosidad no se asocia sistemáticamente con una mayor renuencia a la vacunación cuando se realizan comparaciones internacionales, existen evidencia proveniente de los Estados Unidos de que la renuencia a la vacunación es mayor entre las personas religiosas. Las tasas de vacunación también son especialmente bajas entre algunas comunidades religiosas fundamentalistas de todo el mundo.
Este tema incluye afirmaciones que caracterizan algunos de los componentes de las vacunas como prohibidos o considerados impuros por una determinada religión. Por ejemplo, productos de origen porcino (islam y judaísmo) y bovino (hinduismo) o células fetales (catolicismo, hinduismo y judaísmo).
Hay que respetar las convicciones religiosas de la gente y es comprensible preocuparse por la compatibilidad entre las normas de alimentación de la propia fe y las vacunas. La gente quiere que sus decisiones sean coherentes con sus creencias y valores más profundos.
El diálogo entre pacientes y profesionales sanitarios resulta más productivo si se basa en la empatía, ofreciendo al paciente la oportunidad de afirmar las razones que subyacen a sus creencias y expresando comprensión respecto a ellas. Debido a ello, es importante comprender las raíces actitudinales que subyacen a las opiniones que manifiestan las personas. Afirmar la raíz actitudinal subyacente de una persona no significa que tengamos que estar de acuerdo con los detalles de sus argumentos. Por ejemplo, podemos reconocer que:
Hay que respetar las convicciones religiosas de la gente y es comprensible preocuparse por la compatibilidad entre las normas de alimentación de la propia fe y las vacunas. La gente quiere que sus decisiones sean coherentes con sus creencias y valores más profundos.
Los principales líderes de las religiones más extendidas del mundo apoyan y fomentan la vacunación, reconociendo que no hay incompatibilidad con sus creencias, y esto incluye al cristianismo, el islam, el judaísmo, el budismo y el hinduismo.
Las vacunas únicamente contienen materiales que puedan suscitar una preocupación religiosa en casos excepcionales. La protección de la vida humana es siempre un acto de amor a los demás seres humanos, lo que coincide con las ideas centrales de casi todas las religiones.
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Referencias académicas