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Cuando se trata de vacunas, ¿por qué se habla de "lesiones graves"?

Creencia en que determinadas afecciones graves están causadas por las vacunas (por ejemplo, autismo e infertilidad).

Suele haber dos tipos de miedo a la vacunación, que tienden a ser mucho mayores que los riesgos reales que implica. Se ha demostrado que ambos tipos de miedo causan renuencia hacia las vacunas.

1) Temores relacionados con sufrir efectos secundarios, sean o no plausibles. Por ejemplo:

  • Autismo.
  • Cáncer.
  • Enfermedades autoinmunes.
  • Afecciones del neurodesarrollo.
  • Muerte.

Estos temores pueden derivarse o magnificarse si las personas perciben que las vacunas tienen ingredientes tóxicos. Algunos de los comúnmente mencionados son:

  • Formaldehído.
  • Glicerina.
  • Timerosal.
  • Aluminio.

2) Miedo al procedimiento de vacunación en sí, como el miedo a las agujas.

Este tema engloba una serie de subtemas sobre la percepción de daños supuestamente causados por las vacunas. Esto incluye el autismo y otras afecciones del desarrollo o del comportamiento, particularmente atribuidas a la vacuna triple vírica (SPR) en niños. Otras afecciones como cáncer, enfermedades autoinmunes e infertilidad también pueden ser falsamente atribuidas a la vacunación.

¿Qué hay de verdad en ello?

Es normal tener preguntas y dudas sobre los tratamientos médicos y cómo pueden afectarnos. El mundo puede parecer a veces un lugar peligroso y a veces es difícil conocer las causas exactas de ciertas enfermedades. Es comprensible querer saber qué ha causado un problema para intentar evitarlo o solucionarlo.

¿Qué podría decirle a alguien con esta creencia?

El diálogo entre pacientes y profesionales sanitarios resulta más productivo si se basa en la empatía, ofreciendo al paciente la oportunidad de afirmar las razones que subyacen a sus creencias y expresando comprensión respecto a ellas. Debido a ello, es importante comprender las raíces actitudinales que subyacen a las opiniones que manifiestan las personas. Afirmar la raíz actitudinal subyacente de una persona no significa que tengamos que estar de acuerdo con los detalles de sus argumentos. Por ejemplo, podemos reconocer que:

Es normal tener preguntas y dudas sobre los tratamientos médicos y cómo pueden afectarnos. El mundo puede parecer a veces un lugar peligroso y a veces es difícil conocer las causas exactas de ciertas enfermedades. Es comprensible querer saber qué ha causado un problema para intentar evitarlo o solucionarlo.



Una vez hayamos generado un contexto propicio mediante esta afirmación parcial, podemos proceder a corregir la creencia errónea del paciente.

El miedo y la incertidumbre pueden llevarnos a ver conexiones que no existen. Quienes tienen intereses creados en encontrar vínculos falsos a menudo hacen todo lo posible por divulgar información falsa. Por ejemplo, en 1998 Andrew Wakefield, pagado por abogados especializados en lesiones personales, publicó un artículo en el que afirmaba falsamente que existía una relación entre la vacuna conocida como "triple vírica" y el autismo. El artículo fue retirado después de que se revelara su mala conducta científica, y una amplia investigación ha descubierto que las vacunas no causan autismo.

Tenemos que distinguir entre los acontecimientos que simplemente ocurren al azar uno cerca del otro y los que están realmente relacionados. No todo lo que ocurre justo después de vacunarnos está causado por la vacuna. A veces, se producen enfermedades no relacionadas y accidentes justo después de la vacunación.

Si tuviéramos un accidente en el aparcamiento del hospital después de vacunarnos, sería trágico, pero no se puede culpar a la vacuna.

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