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Cuando se trata de vacunas, ¿por qué se habla de "control de la población"?

Las vacunas son una forma de esterilizar, despoblar o rastrear a la población.

En general, las teorías de la conspiración tienden a ser más prominentes cuando la gente se siente amenazada o teme perder el control sobre su situación. Estas teorías permiten a la gente hacer frente a los acontecimientos que resultan amenazadores, centrando la culpa en un determinado grupo de presuntos conspiradores.

No todos aquellos que expresan retórica conspirativa creen firmemente en una conspiración bien definida. En ocasiones, las teorías de la conspiración son utilizadas como herramienta retórica para eludir conclusiones inconvenientes. Por ejemplo, algunas personas aludirán a una conspiración entre científicos a fin de justificar su oposición a un consenso científico, como el cambio climático, pero las mismas personas no expresarán una teoría de la conspiración equivalente respecto a un consenso científico que sea compatible con sus actitudes personales. En general, resulta más sencillo contraargumentar con personas que adoptan la retórica conspirativa únicamente por conveniencia.

Sin embargo, algunos individuos están profundamente comprometidos con sus creencias conspirativas, las cuales podrían haber sido integradas en su identidad personal. Desacreditar las creencias de estas personas comprometidas resulta mucho más difícil, dado que mostrarán mayor convicción y adhesión a la teoría de la conspiración en cuestión.

La creencia en múltiples conspiraciones (por ejemplo, que la COVID-19 es un engaño y que el gobierno miente sobre los datos de fallecidos a causa de la vacunación) constituye un buen indicador de que las creencias conspirativas se encuentran profundamente arraigadas. Además, las personas que son creyentes comprometidos también tienden a mostrar otras actitudes características asociadas. Por ejemplo, las personas con un alto nivel de narcisismo son más propensas a creer en teorías de la conspiración, al igual que aquellos propensos al pensamiento mágico (por ejemplo, experiencias sobrenaturales) y al maquiavelismo, el cual suele involucrar un bajo nivel de confianza interpersonal.

Las variables que impulsan la creencia en teorías de la conspiración tienden a ser de naturaleza emocional y giran en torno a los miedos y la sensación de pérdida de control.

Los argumentos clasificados dentro de este tema afirman que las vacunas son una forma de controlar a la población. Existen dos variantes generales:

En la primera variante, se afirma que las vacunas controlan las cifras de población a través de la despoblación o el genocidio. Por ejemplo, debilitando a las personas, causando infertilidad o esterilización, afectando el desempeño sexual, actuando como control de la natalidad, o siendo usadas como armas biológicas.

En la segunda variante, la vacunación sería empleada para controlar o rastrear nuestro comportamiento. Por ejemplo, mediante la inoculación de microchips, causando dependencia a medicamentos o creando un "Nuevo Orden Mundial" (con Bill Gates a menudo siendo considerado el principal instigador).

¿Qué hay de verdad en ello?

Existen varios casos históricos en los que gobiernos autoritarios han violado el consentimiento informado y la privacidad para esterilizar o rastrear a un grupo de personas. Por ejemplo, en Estados Unidos y Alemania durante la primera mitad del siglo XX. Es comprensible que la gente esté alerta ante cualquier tipo de violación de sus derechos, especialmente cuando se trata de intervenciones médicas en las cuales es clave la confianza en el médico. La fertilidad y la actividad sexual son aspectos importantes de la vida de las personas y es razonable preocuparse por si pueden verse afectados por cualquier tratamiento médico.

¿Qué podría decirle a alguien con esta creencia?

El diálogo entre pacientes y profesionales sanitarios resulta más productivo si se basa en la empatía, ofreciendo al paciente la oportunidad de afirmar las razones que subyacen a sus creencias y expresando comprensión respecto a ellas. Debido a ello, es importante comprender las raíces actitudinales que subyacen a las opiniones que manifiestan las personas. Afirmar la raíz actitudinal subyacente de una persona no significa que tengamos que estar de acuerdo con los detalles de sus argumentos. Por ejemplo, podemos reconocer que:

Existen varios casos históricos en los que gobiernos autoritarios han violado el consentimiento informado y la privacidad para esterilizar o rastrear a un grupo de personas. Por ejemplo, en Estados Unidos y Alemania durante la primera mitad del siglo XX. Es comprensible que la gente esté alerta ante cualquier tipo de violación de sus derechos, especialmente cuando se trata de intervenciones médicas en las cuales es clave la confianza en el médico. La fertilidad y la actividad sexual son aspectos importantes de la vida de las personas y es razonable preocuparse por si pueden verse afectados por cualquier tratamiento médico.



Una vez hayamos generado un contexto propicio mediante esta afirmación parcial, podemos proceder a corregir la creencia errónea del paciente.

Las vacunas son una forma segura de protegernos contra enfermedades y dolencias graves, con una gran cantidad de profesionales implicados en las pruebas clínicas de seguridad. Sabemos que no afectan a la fertilidad ni a la actividad sexual. Cualquier efecto secundario que se produzca es notificado de forma transparente. En muchos países, estas plataformas de notificación son públicas y la información se encuentra abiertas a cualquiera que desee conocerla.

Las agencias reguladoras se toman muy en serio cualquier potencial problema de seguridad. Pueden incluso suspender la administración de una vacuna, como ocurrió en 2021 en los grupos de edad más jóvenes en el Reino Unido con la vacuna de AstraZeneca contra la COVID-19.

Las vacunas no son utilizadas para esterilizar, despoblar o rastrear a la población existente, dado que únicamente son aprobadas si son seguras y eficaces.

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MISINFORMATION & Ideación conspirativa

En general, las teorías de la conspiración tienden a ser más prominentes cuando la gente se siente amenazada o teme perder el control sobre su situación. Estas teorías permiten a la gente hacer frente a los acontecimientos que resultan amenazadores, centrando la culpa en un determinado grupo de presuntos conspiradores.

 

Not everyone who engages in conspiratorial rhetoric is a firm believer in a conspiracy. Sometimes conspiracy theories are deployed as a rhetorical tool to escape inconvenient conclusions. For example, some people selectively appeal to a conspiracy among scientists to explain away a scientific consensus they oppose, such as climate change, but the same people will not do so when a scientific consensus is of no relevance to their personal attitudes. In general, debunking is easier with individuals who deploy conspiratorial rhetoric only for convenience.

 

However, some individuals are deeply committed to their conspiratorial beliefs, which may have become part of their identity. Debunking is much more challenging with those committed individuals. People who are committed believers tend to be devoted to more than one conspiracy theory. Belief in multiple conspiracies (that COVID is a hoax y that the government is hiding people killed by the vaccine) is therefore a good indicator of beliefs that are probably deeply held. In addition, people who are committed believers also tend to exhibit other diagnostic attitudes and attributes. For example, people high on narcissism are more likely to believe in conspiracy theories, as are people who engage in magical thinking (e.g., claim to have experience with the supernatural) and are high in Machiavellianism (and hence low in trust). The variables that drive belief in conspiracy theories tend to be emotional in nature and revolved around fears and a sense of loss of control.