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Cuando se trata de vacunas, ¿por qué se habla de "sobremedicalización"?

Las vacunas sobrecargan el sistema inmunitario. La gente recibe demasiadas vacunas demasiado pronto.

Algunas personas rechazan la vacunación en base a creencias injustificadas. Por ejemplo, la afirmación de que el cuerpo tiene un "potencial curativo natural" o que lo "natural" siempre es mejor. Esto puede llevar a la gente a creer que sufrir una enfermedad "natural" para conseguir la inmunidad posterior es preferible a vacunarse, lo cual es exactamente lo contrario del balance real de riesgos.

Muchos seguidores de la "medicina alternativa" mantienen creencias injustificadas y se muestran escépticos ante las vacunas.

La investigación ha demostrado que estas creencias injustificadas están especialmente determinadas por "variables cognitivas", un término psicológico que describe la forma en que las personas procesan la información.

Son estas variables cognitivas las que separan las creencias injustificadas de las conspiracionistas, en las que influyen principalmente la amenaza percibida y las variables emocionales.

Estas variables cognitivas incluyen:

  • Un estilo cognitivo intuitivo: aceptar las "corazonadas" como mejor guía que las evidencias empíricas.
  • Confusiones ontológicas: las personas pueden tener dificultades para diferenciar las afirmaciones metafóricas de las fácticas. Por ejemplo, tomando al pie de la letra afirmaciones como "los árboles sienten el viento" o "los muebles viejos saben cosas del pasado".
  • Receptividad a afirmaciones pseudoprofundas. Por ejemplo, considerando profunda una afirmación como "la totalidad aquieta infinitos fenómenos".
  • Susceptibilidad a las ilusiones causales: creer que un acontecimiento afecta a otro cuando en realidad no existe ninguna relación causal. Por ejemplo, que un equipo de fútbol haya ganado un partido porque todos los presentes llevaban la camiseta del equipo.

Este tema afirma que las vacunas están sobrecargando o abrumando nuestros sistemas inmunitarios, sobre todo en bebés y niños. Sostiene que la gente se vacuna demasiado joven o recibe demasiadas vacunas.

En sus manifestaciones más extremas, las personas perciben que los sistemas sanitarios se centran demasiado en medicar a la gente. Por tanto, pueden rechazar la vacunación por considerarla parte de este problema.

¿Qué hay de verdad en ello?

Es normal tener preguntas y dudas sobre los tratamientos médicos. Por ejemplo, a algunas personas les puede preocupar un posible uso excesivo de vacunas porque a veces se recetan otros medicamentos, como antibióticos, cuando no son necesarios.

Como todos los medicamentos pueden tener efectos secundarios, no queremos abusar de ninguno de ellos. Es comprensible preguntarse si esto se extiende también a las recomendaciones sobre vacunas.

¿Qué podría decirle a alguien con esta creencia?

El diálogo entre pacientes y profesionales sanitarios resulta más productivo si se basa en la empatía, ofreciendo al paciente la oportunidad de afirmar las razones que subyacen a sus creencias y expresando comprensión respecto a ellas. Debido a ello, es importante comprender las raíces actitudinales que subyacen a las opiniones que manifiestan las personas. Afirmar la raíz actitudinal subyacente de una persona no significa que tengamos que estar de acuerdo con los detalles de sus argumentos. Por ejemplo, podemos reconocer que:

Es normal tener preguntas y dudas sobre los tratamientos médicos. Por ejemplo, a algunas personas les puede preocupar un posible uso excesivo de vacunas porque a veces se recetan otros medicamentos, como antibióticos, cuando no son necesarios.

Como todos los medicamentos pueden tener efectos secundarios, no queremos abusar de ninguno de ellos. Es comprensible preguntarse si esto se extiende también a las recomendaciones sobre vacunas.



Una vez hayamos generado un contexto propicio mediante esta afirmación parcial, podemos proceder a corregir la creencia errónea del paciente.

Los expertos en medicina y salud pública determinan los calendarios de vacunación en función de la seguridad y eficacia de las vacunas, sopesadas frente a la gravedad de las enfermedades que previenen. Los expertos diseñan este calendario teniendo en cuenta las posibles interacciones y efectos secundarios, para proteger frente a enfermedades que pueden tener consecuencias graves.

Una revisión de la evidencia científica realizada por la Organización Mundial de la Salud no encontró pruebas de que ser vacunado con múltiples vacunas a cualquier edad debilite o dañe el sistema inmunitario. De hecho, las vacunas actúan reforzando el sistema inmunitario, entrenándolo para reconocer los virus y luchar contra ellos. Sin vacunas, el sistema inmunitario corre el riesgo de sobrecargarse al intentar combatir infecciones sin entrenamiento previo.

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