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Cuando se trata de vacunas, ¿por qué se habla de "promiscuidad sexual"?

La vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) sería una licencia para mantener relaciones sexuales a una edad temprana.

Algunas personas pueden pensar que las vacunas son contrarias a sus convicciones morales. En consecuencia, las vacunas o su proceso de desarrollo son percibidas como una forma de promover comportamientos inmorales.

Las preocupaciones morales difieren de las religiosas porque, aunque la moralidad pueda derivarse de creencias religiosas, la fe no es una condición necesaria para desarrollar determinadas posturas morales. Por ejemplo, las personas pueden oponerse al aborto por razones morales sin apelar a creencias religiosas.

Las preocupaciones morales sobre las vacunas a menudo surgen en el contexto de la sexualidad. Por ejemplo, puede considerarse que la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH), el cual es transmitido sexualmente, fomenta la actividad sexual.

También pueden surgir preocupaciones morales en torno al uso de líneas celulares fetales o al supuesto maltrato de animales durante el proceso de desarrollo de vacunas.

Este tema se relaciona específicamente con la vacuna contra el VPH. La gente puede pensar que la protección de la vacuna contra una enfermedad de transmisión sexual podría implicar un comienzo de la actividad sexual a una edad temprana, o a tener múltiples parejas sexuales. Esto genera objeciones por parte de personas que perciben dicha actividad como inmoral.

¿Qué hay de verdad en ello?

Es normal preocuparse por la salud de nuestros hijos, incluida su salud sexual, y algunos padres están comprensiblemente preocupados por la posibilidad de que la vacuna contra el VPH fomente la actividad sexual a una edad temprana.

¿Qué podría decirle a alguien con esta creencia?

El diálogo entre pacientes y profesionales sanitarios resulta más productivo si se basa en la empatía, ofreciendo al paciente la oportunidad de afirmar las razones que subyacen a sus creencias y expresando comprensión respecto a ellas. Debido a ello, es importante comprender las raíces actitudinales que subyacen a las opiniones que manifiestan las personas. Afirmar la raíz actitudinal subyacente de una persona no significa que tengamos que estar de acuerdo con los detalles de sus argumentos. Por ejemplo, podemos reconocer que:

Es normal preocuparse por la salud de nuestros hijos, incluida su salud sexual, y algunos padres están comprensiblemente preocupados por la posibilidad de que la vacuna contra el VPH fomente la actividad sexual a una edad temprana.



Una vez hayamos generado un contexto propicio mediante esta afirmación parcial, podemos proceder a corregir la creencia errónea del paciente.

Hay investigaciones que demuestran que, de hecho, haber recibido la vacuna contra el VPH se asocia con niveles más bajos de actividad sexual entre los adolescentes.

Un estudio de casi 300.000 niñas durante un periodo de diez años que habían recibido la vacuna contra el VPH en EE.UU. concluyó que, en lugar de aumentar su actividad sexual, se produjo un descenso del 21,3% al 18,3% en el porcentaje total de niñas que mantenían relaciones sexuales. A su vez, se produjo un descenso significativo en las niñas menores de 14 años que mantenían relaciones sexuales.

Dado que el VPH se transmite principalmente por contacto sexual, es importante que los niños se vacunen antes de ser sexualmente activos, razón por la cual la vacuna se administra a una edad temprana.

En lugar de fomentar la actividad sexual, la vacuna contra el VPH protege a sus hijos cuando empiezan a ser sexualmente activos. Explicar a los niños por qué deben vacunarse también implica ofrecerles información acerca de los potenciales riesgos de las relaciones sexuales y las enfermedades de transmisión sexual.

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