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Cuando se trata de vacunas, ¿por qué se habla de "experimentación poco ética"?

Experimentación no consentida, con niños o maltrato animal.

Algunas personas pueden pensar que las vacunas son contrarias a sus convicciones morales. En consecuencia, las vacunas o su proceso de desarrollo son percibidas como una forma de promover comportamientos inmorales.

Las preocupaciones morales difieren de las religiosas porque, aunque la moralidad pueda derivarse de creencias religiosas, la fe no es una condición necesaria para desarrollar determinadas posturas morales. Por ejemplo, las personas pueden oponerse al aborto por razones morales sin apelar a creencias religiosas.

Las preocupaciones morales sobre las vacunas a menudo surgen en el contexto de la sexualidad. Por ejemplo, puede considerarse que la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH), el cual es transmitido sexualmente, fomenta la actividad sexual.

También pueden surgir preocupaciones morales en torno al uso de líneas celulares fetales o al supuesto maltrato de animales durante el proceso de desarrollo de vacunas.

Los argumentos incluidos en este tema rechazan las vacunas y su desarrollo por no ser éticos. Esto puede deberse a varias razones, entre ellas:

  • Objeciones a la experimentación con animales.
  • Casos históricos de participación poco ética de seres humanos en estudios médicos, sin consentimiento plenamente informado.
  • Reservas morales sobre los programas de vacunación.

¿Qué hay de verdad en ello?

La ética de la vacunación debe ser cuidadosamente considerada. Es bueno ser crítico y exigir altos estándares éticos a la hora de desarrollar tratamientos médicos. Existen directrices internacionales muy estrictas para los ensayos clínicos con personas, pero no siempre se han cumplido se forma correcta. Por ejemplo, grupos marginalizados han sufrido abusos en el pasado, como ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial y en el experimento de Tuskagee. Aunque casos como éstos son cada vez menos frecuentes y adquieren rápidamente notoriedad, puede resultar difícil confiar en sistemas sanitarios que han maltratado determinados grupos en el pasado. Es importante reconocer que esos malos tratos ocurrieron y, en consecuencia, es comprensible que exista preocupación por la ética de los ensayos clínicos de vacunas.

¿Qué podría decirle a alguien con esta creencia?

El diálogo entre pacientes y profesionales sanitarios resulta más productivo si se basa en la empatía, ofreciendo al paciente la oportunidad de afirmar las razones que subyacen a sus creencias y expresando comprensión respecto a ellas. Debido a ello, es importante comprender las raíces actitudinales que subyacen a las opiniones que manifiestan las personas. Afirmar la raíz actitudinal subyacente de una persona no significa que tengamos que estar de acuerdo con los detalles de sus argumentos. Por ejemplo, podemos reconocer que:

La ética de la vacunación debe ser cuidadosamente considerada. Es bueno ser crítico y exigir altos estándares éticos a la hora de desarrollar tratamientos médicos. Existen directrices internacionales muy estrictas para los ensayos clínicos con personas, pero no siempre se han cumplido se forma correcta. Por ejemplo, grupos marginalizados han sufrido abusos en el pasado, como ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial y en el experimento de Tuskagee. Aunque casos como éstos son cada vez menos frecuentes y adquieren rápidamente notoriedad, puede resultar difícil confiar en sistemas sanitarios que han maltratado determinados grupos en el pasado. Es importante reconocer que esos malos tratos ocurrieron y, en consecuencia, es comprensible que exista preocupación por la ética de los ensayos clínicos de vacunas.



Una vez hayamos generado un contexto propicio mediante esta afirmación parcial, podemos proceder a corregir la creencia errónea del paciente.

Hoy en día tenemos normas éticas que han sido desarrolladas para proteger a las personas de abusos como los ocurridos durante la Segunda Guerra Mundial y en el experimento de Tuskagee. Estas normas están específicamente diseñadas para evitar experimentos poco éticos.

La investigación científica con participantes humanos se rige ahora estrictamente por la declaración de Helsinki. Comités éticos independientes revisan todos los estudios propuestos para garantizar que la investigación se lleva a cabo correctamente. Todos los participantes pasan por un proceso de consentimiento informado para asegurarse de que entienden lo que implica la investigación y los riesgos potenciales antes de participar, y todos deben ser libres de retirarse de la investigación en cualquier momento.

También hay normas muy estrictas que regulan el uso de animales en la investigación médica. Los estudios con animales también están estrictamente regulados y evaluados por comités éticos independientes. Los animales sólo participan en estudios productivos y significativos cuando no hay otra alternativa práctica, y su salud y bienestar son estrictamente monitorizados.

Todas las vacunas autorizadas para su uso en España y la Unión Europea deben seguir estos procedimientos éticos.

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