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Cuando se trata de vacunas, ¿por qué se habla de que "lo natural es mejor"?

Los enfoques naturales y holísticos, principalmente aquellos basados en la inmunidad natural del organismo, son mejores.

Algunas personas rechazan la vacunación en base a creencias injustificadas. Por ejemplo, la afirmación de que el cuerpo tiene un "potencial curativo natural" o que lo "natural" siempre es mejor. Esto puede llevar a la gente a creer que sufrir una enfermedad "natural" para conseguir la inmunidad posterior es preferible a vacunarse, lo cual es exactamente lo contrario del balance real de riesgos.

Muchos seguidores de la "medicina alternativa" mantienen creencias injustificadas y se muestran escépticos ante las vacunas.

La investigación ha demostrado que estas creencias injustificadas están especialmente determinadas por "variables cognitivas", un término psicológico que describe la forma en que las personas procesan la información.

Son estas variables cognitivas las que separan las creencias injustificadas de las conspiracionistas, en las que influyen principalmente la amenaza percibida y las variables emocionales.

Estas variables cognitivas incluyen:

  • Un estilo cognitivo intuitivo: aceptar las "corazonadas" como mejor guía que las evidencias empíricas.
  • Confusiones ontológicas: las personas pueden tener dificultades para diferenciar las afirmaciones metafóricas de las fácticas. Por ejemplo, tomando al pie de la letra afirmaciones como "los árboles sienten el viento" o "los muebles viejos saben cosas del pasado".
  • Receptividad a afirmaciones pseudoprofundas. Por ejemplo, considerando profunda una afirmación como "la totalidad aquieta infinitos fenómenos".
  • Susceptibilidad a las ilusiones causales: creer que un acontecimiento afecta a otro cuando en realidad no existe ninguna relación causal. Por ejemplo, que un equipo de fútbol haya ganado un partido porque todos los presentes llevaban la camiseta del equipo.

Este tema defiende la superioridad de un enfoque natural/holístico para el tratamiento y la prevención de enfermedades y rechaza las vacunas sobre la base de que ellas o la inmunidad que producen son "antinaturales" o un "veneno" que daña el cuerpo o interfiere con la inmunidad natural.

Los tratamientos "alternativos" que se defienden incluyen la adquisición de inmunidad natural contra la enfermedad, así como el refuerzo del propio sistema inmunitario y la curación innata mediante estilos de vida saludables y orgánicos o el uso de medicina alternativa. Los argumentos suelen apelar a términos pseudocientíficos o cuasicientíficos como "nosodos" y "morfogenética" o a estilos de vida alternativos como "orgánico", "detox" y "natural".

¿Qué hay de verdad en ello?

La medicina moderna no sería la misma sin los remedios naturales. Por ejemplo, el uso de la corteza de sauce como analgésico se remonta a hace unos 3.500 años. Fue precisamente esta corteza la que constituyó la base de algunos de los analgésicos más recetados en la actualidad. Sería absurdo ignorar los remedios naturales a la hora de desarrollar tratamientos. Muchos de los tratamientos eficaces que se utilizan hoy en día se basan en la naturaleza de una forma u otra.

¿Qué podría decirle a alguien con esta creencia?

El diálogo entre pacientes y profesionales sanitarios resulta más productivo si se basa en la empatía, ofreciendo al paciente la oportunidad de afirmar las razones que subyacen a sus creencias y expresando comprensión respecto a ellas. Debido a ello, es importante comprender las raíces actitudinales que subyacen a las opiniones que manifiestan las personas. Afirmar la raíz actitudinal subyacente de una persona no significa que tengamos que estar de acuerdo con los detalles de sus argumentos. Por ejemplo, podemos reconocer que:

La medicina moderna no sería la misma sin los remedios naturales. Por ejemplo, el uso de la corteza de sauce como analgésico se remonta a hace unos 3.500 años. Fue precisamente esta corteza la que constituyó la base de algunos de los analgésicos más recetados en la actualidad. Sería absurdo ignorar los remedios naturales a la hora de desarrollar tratamientos. Muchos de los tratamientos eficaces que se utilizan hoy en día se basan en la naturaleza de una forma u otra.



Una vez hayamos generado un contexto propicio mediante esta afirmación parcial, podemos proceder a corregir la creencia errónea del paciente.

Las vacunas tienen un largo historial de eficacia en el refuerzo de la respuesta inmunitaria natural del organismo, especialmente cuando se trata de enfermedades peligrosas con las que nuestro sistema inmunitario tiene dificultades. Reforzar nuestro sistema inmunitario natural es fundamental para prevenir enfermedades graves, incluida la muerte.

Por ejemplo, las vacunas contra la COVID-19 salvaron casi medio millón de vidas en menos de un año al generar una protección inmunitaria natural sin sufrir los síntomas completos, y potencialmente muy graves, de la enfermedad. Así pues, las vacunas son nuestra primera línea de defensa contra estas enfermedades. O dicho de otro modo: las vacunas son la naturaleza en su máxima expresión.

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