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Cuando se trata de vacunas, ¿por qué se habla de "alternativas a la vacunación"?

Los buenos hábitos de vida, la higiene y la responsabilidad personal son preferibles a las vacunas.

Algunas personas rechazan la vacunación en base a creencias injustificadas. Por ejemplo, la afirmación de que el cuerpo tiene un "potencial curativo natural" o que lo "natural" siempre es mejor. Esto puede llevar a la gente a creer que sufrir una enfermedad "natural" para conseguir la inmunidad posterior es preferible a vacunarse, lo cual es exactamente lo contrario del balance real de riesgos.

Muchos seguidores de la "medicina alternativa" mantienen creencias injustificadas y se muestran escépticos ante las vacunas.

La investigación ha demostrado que estas creencias injustificadas están especialmente determinadas por "variables cognitivas", un término psicológico que describe la forma en que las personas procesan la información.

Son estas variables cognitivas las que separan las creencias injustificadas de las conspiracionistas, en las que influyen principalmente la amenaza percibida y las variables emocionales.

Estas variables cognitivas incluyen:

  • Un estilo cognitivo intuitivo: aceptar las "corazonadas" como mejor guía que las evidencias empíricas.
  • Confusiones ontológicas: las personas pueden tener dificultades para diferenciar las afirmaciones metafóricas de las fácticas. Por ejemplo, tomando al pie de la letra afirmaciones como "los árboles sienten el viento" o "los muebles viejos saben cosas del pasado".
  • Receptividad a afirmaciones pseudoprofundas. Por ejemplo, considerando profunda una afirmación como "la totalidad aquieta infinitos fenómenos".
  • Susceptibilidad a las ilusiones causales: creer que un acontecimiento afecta a otro cuando en realidad no existe ninguna relación causal. Por ejemplo, que un equipo de fútbol haya ganado un partido porque todos los presentes llevaban la camiseta del equipo.

Este tema afirma que, en el mejor de los casos, las vacunas son innecesarias porque hay otras formas de evitar enfermedades o síntomas graves.

Estas supuestas alternativas pueden incluir protocolos como el saneamiento, la cuarentena y la higiene, y opciones de estilo de vida como el ejercicio y la limpieza. A menudo también incluyen elementos nutricionales como alimentos orgánicos y libres de transgénicos y suplementos vitamínicos, así como responsabilidad personal para prevenir la exposición y "tener cuidado". Este tema no aboga necesariamente por los tratamientos "naturales", pero también puede incluirlos en forma de reducción de "toxinas" o uso de hierbas, aceites esenciales y otras formas de medicina alternativa.

Estas supuestas alternativas pueden desviar la atención de los mejores métodos de prevención de enfermedades. También pueden tener prioridad sobre otras cosas importantes, como el autocuidado o el cuidado de los hijos.

¿Qué hay de verdad en ello?

Un buen estilo de vida, la higiene y la responsabilidad personal son componentes importantes en la lucha contra las enfermedades. Practicar un estilo de vida sano puede mejorar la salud en casi todos los aspectos y disminuir el riesgo de enfermedad. La higiene y la responsabilidad personal, como lavarse las manos y mantener las distancias, pueden ayudar a reducir la transmisión de patógenos. Los profesionales sanitarios promueven estilos de vida saludables porque ayudan a prevenir o pueden paliar algunas enfermedades. Es bueno tener en alta estima estos estilos de vida saludables.

¿Qué podría decirle a alguien con esta creencia?

El diálogo entre pacientes y profesionales sanitarios resulta más productivo si se basa en la empatía, ofreciendo al paciente la oportunidad de afirmar las razones que subyacen a sus creencias y expresando comprensión respecto a ellas. Debido a ello, es importante comprender las raíces actitudinales que subyacen a las opiniones que manifiestan las personas. Afirmar la raíz actitudinal subyacente de una persona no significa que tengamos que estar de acuerdo con los detalles de sus argumentos. Por ejemplo, podemos reconocer que:

Un buen estilo de vida, la higiene y la responsabilidad personal son componentes importantes en la lucha contra las enfermedades. Practicar un estilo de vida sano puede mejorar la salud en casi todos los aspectos y disminuir el riesgo de enfermedad. La higiene y la responsabilidad personal, como lavarse las manos y mantener las distancias, pueden ayudar a reducir la transmisión de patógenos. Los profesionales sanitarios promueven estilos de vida saludables porque ayudan a prevenir o pueden paliar algunas enfermedades. Es bueno tener en alta estima estos estilos de vida saludables.



Una vez hayamos generado un contexto propicio mediante esta afirmación parcial, podemos proceder a corregir la creencia errónea del paciente.

Las vacunas son una parte importante de un estilo de vida saludable, porque entrenan a nuestro organismo para luchar contra las enfermedades.

Es imposible eliminar por completo la exposición a las enfermedades, independientemente de lo que se coma o de lo activo que sea nuestro estilo de vida, porque es imposible vivir completamente aislado de la sociedad.

Ninguna otra medida preventiva puede rivalizar con la protección que ofrece la vacunación contra enfermedades infecciosas que, de otro modo, matarían o dañarían a las personas. Por lo tanto, debemos hacer que las vacunas formen parte de un estilo de vida saludable, que debe tener muchos componentes, cada uno de los cuales ocupándose de diferentes amenazas para la salud. No existe una práctica única que pueda proteger contra todas las amenazas a nuestra salud, ya que las enfermedades tienen orígenes diversos y responden a medidas preventivas y tratamientos diferentes.

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