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Cuando se trata de vacunas, ¿por qué se habla de "intereses económicos"?

La información de las empresas sobre las vacunas está sesgada por intereses económicos.

Uno de los factores que más influyen en la indecisión ante las vacunas es la desconfianza general de la población hacia las autoridades, así como hacia quienes se encargan de su desarrollo y regulación.

La desconfianza se expresa a menudo en afirmaciones sobre conflictos de intereses o falta de conocimiento e investigación rigurosa.

Puede dirigirse a diversos grupos, por ejemplo:

  • Profesionales y organizaciones sanitarias y médicas.
  • Empresas farmacéuticas.
  • Gobiernos.
  • Científicos.
  • La "medicina oficial".

También puede dirigirse a la investigación científica y a las propias vacunas.

Aunque la desconfianza se relaciona con la ideación conspirativa, los argumentos enmarcados en esta raíz actitudinal son distintos en el sentido de que los motivos de la desconfianza pueden deberse a experiencias reales (por ejemplo, haber sufrido discriminación en el sistema sanitario). Los argumentos derivados de la desconfianza tampoco tienen por qué estar directamente relacionados con conspiraciones. En cambio, la desconfianza suele manifestarse en forma de declaraciones vagas, llenas de sospechas e incertidumbre, con conclusiones extraídas en función de la fuente del mensaje.

Este tema recoge una serie de argumentos según los cuales no se puede confiar en que las empresas farmacéuticas antepongan la seguridad de las personas a sus beneficios financieros. En general, se desconfía de cualquier motivación económica relacionada con las vacunas.

¿Qué hay de verdad en ello?

La desconfianza hacia las autoridades está a veces justificada. Por ejemplo, a algunas personas pueden preocuparles las vacunas porque la industria farmacéutica obtiene beneficios de ellas. La empresa farmacéutica Pfizer, por ejemplo, había ganado alrededor de 30.000 millones de euros con su vacuna contra la COVID-19 hasta febrero de 2022. Las empresas privadas de todos los sectores tienen interés en ganar dinero con sus productos, así que es importante cuestionar críticamente sus motivaciones.

¿Qué podría decirle a alguien con esta creencia?

El diálogo entre pacientes y profesionales sanitarios resulta más productivo si se basa en la empatía, ofreciendo al paciente la oportunidad de afirmar las razones que subyacen a sus creencias y expresando comprensión respecto a ellas. Debido a ello, es importante comprender las raíces actitudinales que subyacen a las opiniones que manifiestan las personas. Afirmar la raíz actitudinal subyacente de una persona no significa que tengamos que estar de acuerdo con los detalles de sus argumentos. Por ejemplo, podemos reconocer que:

La desconfianza hacia las autoridades está a veces justificada. Por ejemplo, a algunas personas pueden preocuparles las vacunas porque la industria farmacéutica obtiene beneficios de ellas. La empresa farmacéutica Pfizer, por ejemplo, había ganado alrededor de 30.000 millones de euros con su vacuna contra la COVID-19 hasta febrero de 2022. Las empresas privadas de todos los sectores tienen interés en ganar dinero con sus productos, así que es importante cuestionar críticamente sus motivaciones.



Una vez hayamos generado un contexto propicio mediante esta afirmación parcial, podemos proceder a corregir la creencia errónea del paciente.

Los beneficios económicos no se limitan a las empresas farmacéuticas. También existe una fuerte motivación económica entre quienes animan a otros a no vacunarse, ya que se benefician de conseguir que la gente compre sus productos de medicina alternativa.

No existen reguladores independientes para la medicina alternativa, a diferencia de lo que ocurre con las vacunas, cuya seguridad y eficacia son evaluadas por científicos independientes y organizaciones no gubernamentales de todo el mundo que no se encuentran bajo el control de ninguna empresa. De hecho, están obligados a declarar públicamente cualquier conflicto de intereses, incluidas las aportaciones financieras recibidas.

La información que proporcionan estos expertos independientes constituye la mejor orientación disponible sobre las vacunas.

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MISINFORMATION & DISTRUST

One of the strongest predictors of vaccine hesitancy is people’s general mistrust of authorities, pharmaceutical companies, scientists, the medical “establishment”, and scientific research methods and findings. The distrust is often expressed in claims about vested interests or a lack of knowledge about vaccinations. It can be directed towards different targets, for example, health and medical authorities or professionals, pharmaceutical companies, the government, and the scientific process and vaccines themselves.

 

Although distrust is related to conspiracist ideation, arguments framed within this attitude root are distinct in that the reasons for distrust may be due to a person’s lived experience (e.g., having experienced discrimination in the healthcare system). Arguments stemming from distrust also need not relate to conspiracies. Instead, distrust often manifests as vague statements, full of suspicion and uncertainty, with conclusions drawn based on the source of the message.