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Cuando se trata de vacunas, ¿por qué se habla de "riesgo exagerado"?

Las autoridades médicas reaccionan de forma exagerada, abusando de la vacunación.

Uno de los factores que más influyen en la indecisión ante las vacunas es la desconfianza general de la población hacia las autoridades, así como hacia quienes se encargan de su desarrollo y regulación.

La desconfianza se expresa a menudo en afirmaciones sobre conflictos de intereses o falta de conocimiento e investigación rigurosa.

Puede dirigirse a diversos grupos, por ejemplo:

  • Profesionales y organizaciones sanitarias y médicas.
  • Empresas farmacéuticas.
  • Gobiernos.
  • Científicos.
  • La "medicina oficial".

También puede dirigirse a la investigación científica y a las propias vacunas.

Aunque la desconfianza se relaciona con la ideación conspirativa, los argumentos enmarcados en esta raíz actitudinal son distintos en el sentido de que los motivos de la desconfianza pueden deberse a experiencias reales (por ejemplo, haber sufrido discriminación en el sistema sanitario). Los argumentos derivados de la desconfianza tampoco tienen por qué estar directamente relacionados con conspiraciones. En cambio, la desconfianza suele manifestarse en forma de declaraciones vagas, llenas de sospechas e incertidumbre, con conclusiones extraídas en función de la fuente del mensaje.

La gente puede creer que existe un pánico fabricado y que la enfermedad entraña poco riesgo. Algunas personas pueden afirmar que las autoridades médicas se están extralimitando e intentan tratar enfermedades menores con vacunas que son innecesarias. La gente puede enmarcar esto como una distracción de otros problemas.

¿Qué hay de verdad en ello?

La desconfianza hacia las autoridades está a veces justificada. Por ejemplo, a algunas personas les puede preocupar el posible mal uso de las vacunas porque a veces se recetan otros medicamentos, como antibióticos, cuando no son necesarios. Como todos los medicamentos pueden tener efectos secundarios, no queremos abusar de ninguno de ellos. Es comprensible preguntarse si esto también se extiende a las campañas de vacunación, especialmente cuando algunas personas afirman que las enfermedades contra las que nos protegen las vacunas son leves.

¿Qué podría decirle a alguien con esta creencia?

El diálogo entre pacientes y profesionales sanitarios resulta más productivo si se basa en la empatía, ofreciendo al paciente la oportunidad de afirmar las razones que subyacen a sus creencias y expresando comprensión respecto a ellas. Debido a ello, es importante comprender las raíces actitudinales que subyacen a las opiniones que manifiestan las personas. Afirmar la raíz actitudinal subyacente de una persona no significa que tengamos que estar de acuerdo con los detalles de sus argumentos. Por ejemplo, podemos reconocer que:

La desconfianza hacia las autoridades está a veces justificada. Por ejemplo, a algunas personas les puede preocupar el posible mal uso de las vacunas porque a veces se recetan otros medicamentos, como antibióticos, cuando no son necesarios. Como todos los medicamentos pueden tener efectos secundarios, no queremos abusar de ninguno de ellos. Es comprensible preguntarse si esto también se extiende a las campañas de vacunación, especialmente cuando algunas personas afirman que las enfermedades contra las que nos protegen las vacunas son leves.



Una vez hayamos generado un contexto propicio mediante esta afirmación parcial, podemos proceder a corregir la creencia errónea del paciente.

Los calendarios de vacunación son decididos por expertos médicos y de salud pública en función de su seguridad y eficacia, teniendo en cuenta la gravedad de las enfermedades que previenen las vacunas. Las vacunas incluidas en el calendario son seleccionadas debido a que protegen contra enfermedades que pueden tener consecuencias graves.

Resulta sencillo olvidar el profundo impacto de enfermedades como el sarampión, que mataba a 2,6 millones de personas al año antes de que existieran la vacunación.

Las vacunas han conseguido eliminar o suprimir muchas enfermedades, hasta el punto de que algunos de nosotros tenemos la suerte de no haberlas padecido. Por desgracia, en algunos casos, el descenso de las tasas de inmunización está provocando el resurgimiento de estas enfermedades.

Aunque algunas personas pueden experimentar versiones más leves de una enfermedad, no es imposible estar seguro al 100% de cómo nos afectará.

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MISINFORMATION & DISTRUST

One of the strongest predictors of vaccine hesitancy is people’s general mistrust of authorities, pharmaceutical companies, scientists, the medical “establishment”, and scientific research methods and findings. The distrust is often expressed in claims about vested interests or a lack of knowledge about vaccinations. It can be directed towards different targets, for example, health and medical authorities or professionals, pharmaceutical companies, the government, and the scientific process and vaccines themselves.

 

Although distrust is related to conspiracist ideation, arguments framed within this attitude root are distinct in that the reasons for distrust may be due to a person’s lived experience (e.g., having experienced discrimination in the healthcare system). Arguments stemming from distrust also need not relate to conspiracies. Instead, distrust often manifests as vague statements, full of suspicion and uncertainty, with conclusions drawn based on the source of the message.