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Cuando se trata de vacunas, ¿por qué se habla de "tripanofobia"?

Argumentos que reflejan un miedo extremo a las inyecciones o a las agujas hipodérmicas.

Suele haber dos tipos de miedo a la vacunación, que tienden a ser mucho mayores que los riesgos reales que implica. Se ha demostrado que ambos tipos de miedo causan renuencia hacia las vacunas.

1) Temores relacionados con sufrir efectos secundarios, sean o no plausibles. Por ejemplo:

  • Autismo.
  • Cáncer.
  • Enfermedades autoinmunes.
  • Afecciones del neurodesarrollo.
  • Muerte.

Estos temores pueden derivarse o magnificarse si las personas perciben que las vacunas tienen ingredientes tóxicos. Algunos de los comúnmente mencionados son:

  • Formaldehído.
  • Glicerina.
  • Timerosal.
  • Aluminio.

2) Miedo al procedimiento de vacunación en sí, como el miedo a las agujas.

Tripanofobia significa "miedo a las agujas", pero este tema también engloba el miedo abrumador al dolor y a otros procedimientos médicos relacionados con la vacunación.

¿Qué hay de verdad en ello?

El miedo a las agujas es frecuente. Aproximadamente una de cada diez personas lo señalan como motivo para no vacunarse. Este miedo es comprensible y no hay por qué avergonzarse de él. Esta ansiedad suele venir de una mala experiencia anterior. Explorar por qué algunas personas tienen miedo a las agujas puede ayudar a los profesionales sanitarios a comprender cuál es la mejor manera de ayudarles a superar el miedo.

¿Qué podría decirle a alguien con esta creencia?

El diálogo entre pacientes y profesionales sanitarios resulta más productivo si se basa en la empatía, ofreciendo al paciente la oportunidad de afirmar las razones que subyacen a sus creencias y expresando comprensión respecto a ellas. Debido a ello, es importante comprender las raíces actitudinales que subyacen a las opiniones que manifiestan las personas. Afirmar la raíz actitudinal subyacente de una persona no significa que tengamos que estar de acuerdo con los detalles de sus argumentos. Por ejemplo, podemos reconocer que:

El miedo a las agujas es frecuente. Aproximadamente una de cada diez personas lo señalan como motivo para no vacunarse. Este miedo es comprensible y no hay por qué avergonzarse de él. Esta ansiedad suele venir de una mala experiencia anterior. Explorar por qué algunas personas tienen miedo a las agujas puede ayudar a los profesionales sanitarios a comprender cuál es la mejor manera de ayudarles a superar el miedo.



Una vez hayamos generado un contexto propicio mediante esta afirmación parcial, podemos proceder a corregir la creencia errónea del paciente.

El miedo a las agujas no nos impide protegernos de virus y enfermedades. Podemos colaborar con nuestros profesionales sanitarios para que la experiencia de la vacunación sea lo más cómoda posible y superar los miedos.

En algún momento de nuestras vidas, es probable que necesitemos también otros tratamientos médicos vitales que deban administrarse mediante inyecciones. Así que merece la pena afrontar nuestros miedos para no limitar nuestras propias opciones sanitarias.

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