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Quienes confían en la vacunación para la salud de sus hijos demuestran tener valores muy pobres.
Algunas personas pueden pensar que las vacunas son contrarias a sus convicciones morales. En consecuencia, las vacunas o su proceso de desarrollo son percibidas como una forma de promover comportamientos inmorales.
Las preocupaciones morales difieren de las religiosas porque, aunque la moralidad pueda derivarse de creencias religiosas, la fe no es una condición necesaria para desarrollar determinadas posturas morales. Por ejemplo, las personas pueden oponerse al aborto por razones morales sin apelar a creencias religiosas.
Las preocupaciones morales sobre las vacunas a menudo surgen en el contexto de la sexualidad. Por ejemplo, puede considerarse que la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH), el cual es transmitido sexualmente, fomenta la actividad sexual.
También pueden surgir preocupaciones morales en torno al uso de líneas celulares fetales o al supuesto maltrato de animales durante el proceso de desarrollo de vacunas.
Este tema engloba una serie de subtemas sobre la percepción de daños supuestamente causados por las vacunas. Esto incluye el autismo y otras afecciones del desarrollo o del comportamiento, particularmente atribuidas a la vacuna triple vírica (SPR) en niños. Otras afecciones como cáncer, enfermedades autoinmunes e infertilidad también pueden ser falsamente atribuidas a la vacunación.
Es normal tener preguntas y dudas sobre los tratamientos médicos y cómo pueden afectarnos. El mundo puede parecer a veces un lugar peligroso y a veces es difícil conocer las causas exactas de ciertas enfermedades. Es comprensible querer saber qué ha causado un problema para intentar evitarlo o solucionarlo.
El diálogo entre pacientes y profesionales sanitarios resulta más productivo si se basa en la empatía, ofreciendo al paciente la oportunidad de afirmar las razones que subyacen a sus creencias y expresando comprensión respecto a ellas. Debido a ello, es importante comprender las raíces actitudinales que subyacen a las opiniones que manifiestan las personas. Afirmar la raíz actitudinal subyacente de una persona no significa que tengamos que estar de acuerdo con los detalles de sus argumentos. Por ejemplo, podemos reconocer que:
Es normal tener preguntas y dudas sobre los tratamientos médicos y cómo pueden afectarnos. El mundo puede parecer a veces un lugar peligroso y a veces es difícil conocer las causas exactas de ciertas enfermedades. Es comprensible querer saber qué ha causado un problema para intentar evitarlo o solucionarlo.
El miedo y la incertidumbre pueden llevarnos a ver conexiones que no existen. De hecho, quienes tienen intereses creados en encontrar vínculos falsos a menudo hacen todo lo posible por divulgar información falsa. Por ejemplo, en 1998, un médico pagado por abogados especializados en lesiones personales publicó un artículo en el que afirmaba falsamente que existía una relación entre la triple vírica y el autismo. El artículo fue retirado después de que se revelara su mala conducta científica, y una amplia investigación ha descubierto que las vacunas no causan autismo.
Tenemos que distinguir entre los acontecimientos que simplemente ocurren al azar uno cerca del otro y los que están realmente relacionados. No todo lo que ocurre justo después de vacunarnos está causado por la vacuna. A veces, se producen enfermedades no relacionadas y accidentes justo después de la vacunación.
Si tuviéramos un accidente en el aparcamiento del hospital después de vacunarnos, sería trágico, pero no se puede culpar a la vacuna.
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Referencias académicas