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Cuando se trata de vacunas, ¿por qué se habla de "evidencia anecdótica"?

Confianza excesiva en testimonios y experiencias personales que contradicen la investigación científica.

El relativismo epistemológico, o la "visión relativista acerca de cómo obtenemos conocimiento", es un punto de vista filosófico según el cual las convenciones sociales determinarían los hechos científicos. Según este punto de vista, los hechos son subjetivos y se basan en el contexto histórico, las normas sociales y culturales, y los criterios individuales. En consecuencia, el conocimiento objetivo sería una aspiración sin sentido. Varias formas de relativismo epistemológico han sido relacionadas con la renuencia a la vacunación.

Para algunas personas, el relativismo implica que las evidencias científicas y las experiencias subjetivas tienen el mismo valor al generar conocimiento, o incluso que las experiencias personales deben tener más peso que los resultados obtenidos por la investigación científica. Algunas expresiones comunes de relativismo son:

  • Apelación a la "intuición maternal".
  • Invitaciones a "hacer tu propia investigación".

Este tema privilegia las anécdotas y experiencias personales por encima de las pruebas científicas, refiriéndose a testimonios de primera mano y relatos personales como "pruebas" de que las vacunas son perjudiciales y dañinas.

¿Qué hay de verdad en ello?

Los profesionales sanitarios y los científicos deben tener en cuenta las preferencias y experiencias personales de sus pacientes, ya que los testimonios suelen ser útiles para descubrir posibles efectos secundarios poco frecuentes o que sólo se dan en determinados grupos minoritarios. La práctica médica actual está abierta a que los pacientes y sus familias participen activamente en la toma de decisiones, lo cual es importante a fin de garantizar el consentimiento informado y lograr un mayor compromiso con los tratamientos.

¿Qué podría decirle a alguien con esta creencia?

El diálogo entre pacientes y profesionales sanitarios resulta más productivo si se basa en la empatía, ofreciendo al paciente la oportunidad de afirmar las razones que subyacen a sus creencias y expresando comprensión respecto a ellas. Debido a ello, es importante comprender las raíces actitudinales que subyacen a las opiniones que manifiestan las personas. Afirmar la raíz actitudinal subyacente de una persona no significa que tengamos que estar de acuerdo con los detalles de sus argumentos. Por ejemplo, podemos reconocer que:

Los profesionales sanitarios y los científicos deben tener en cuenta las preferencias y experiencias personales de sus pacientes, ya que los testimonios suelen ser útiles para descubrir posibles efectos secundarios poco frecuentes o que sólo se dan en determinados grupos minoritarios. La práctica médica actual está abierta a que los pacientes y sus familias participen activamente en la toma de decisiones, lo cual es importante a fin de garantizar el consentimiento informado y lograr un mayor compromiso con los tratamientos.



Una vez hayamos generado un contexto propicio mediante esta afirmación parcial, podemos proceder a corregir la creencia errónea del paciente.

Una dependencia excesiva en testimonios y experiencias personales nos desvía de una visión más general de los tratamientos médicos.

Por un lado, los testimonios suelen ser poco fiables porque se ven afectados por una amplia gama de sesgos y percepciones erróneas. Por ejemplo, las personas pueden exagerar, confundir correlación con causalidad o incluso mentir si están motivadas por intereses ocultos.

Por otro lado, el éxito de un tratamiento médico debe evaluarse mediante un cálculo de coste/beneficio utilizando grandes muestras de pacientes, para lo cual hemos desarrollado métodos estadísticos fiables.

Pensar que los accidentes extremadamente raros son la norma podría disuadirnos de realizar prácticamente cualquier actividad, como ir al parque y comer en restaurantes.

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