Búsqueda rápida
Miedo a los efectos secundarios provocados por la vacunación (por ejemplo, fiebre, dolor en el brazo y fatiga).
Suele haber dos tipos de miedo a la vacunación, que tienden a ser mucho mayores que los riesgos reales que implica. Se ha demostrado que ambos tipos de miedo causan renuencia hacia las vacunas.
1) Temores relacionados con sufrir efectos secundarios, sean o no plausibles. Por ejemplo:
Estos temores pueden derivarse o magnificarse si las personas perciben que las vacunas tienen ingredientes tóxicos. Algunos de los comúnmente mencionados son:
2) Miedo al procedimiento de vacunación en sí, como el miedo a las agujas.
Este tema trata sobre el temor a experimentar efectos secundarios adversos a causa de la vacunación. Habitualmente se advierte a la gente sobre estos efectos secundarios, de modo pueden mostrarse reacios a experimentarlos.
Los efectos secundarios de las vacunas suelen ser leves, siendo muy poco probable experimentar efectos secundarios importantes. No obstante, este tema incluye efectos secundarios que tienen una base científica. Por ejemplo, fiebre, dolor e hinchazon en el brazo, convulsiones, dolores musculares, debilidad o fatiga.
La vacunación implicado un pequeño riesgo de efectos secundarios, aunque la gran mayoría de ellos son leves. Es bastante común experimentar efectos secundarios menores como fiebre y fatiga. Es comprensible que la gente considere que es mejor evitar esta clase de inconvenientes.
El diálogo entre pacientes y profesionales sanitarios resulta más productivo si se basa en la empatía, ofreciendo al paciente la oportunidad de afirmar las razones que subyacen a sus creencias y expresando comprensión respecto a ellas. Debido a ello, es importante comprender las raíces actitudinales que subyacen a las opiniones que manifiestan las personas. Afirmar la raíz actitudinal subyacente de una persona no significa que tengamos que estar de acuerdo con los detalles de sus argumentos. Por ejemplo, podemos reconocer que:
La vacunación implicado un pequeño riesgo de efectos secundarios, aunque la gran mayoría de ellos son leves. Es bastante común experimentar efectos secundarios menores como fiebre y fatiga. Es comprensible que la gente considere que es mejor evitar esta clase de inconvenientes.
Muchos de los efectos secundarios que experimentamos tras la vacunación son signos normales de que nuestro organismo está creando protección y de que nuestro sistema inmunitario está funcionando. Estos efectos secundarios deberían desaparecer en unos días.
Sin embargo, no vacunarse significa enfrentarse a los riesgos de padecer una enfermedad infecciosa. Es necesario tener en cuenta este balance de riesgos para poder tomar una decisión óptima.
Los efectos secundarios leves, como un brazo dolorido, fiebre y fatiga, son un inconveniente menor en comparación con las graves consecuencias que podríamos sufrir a causa de la enfermedad.
Información adicional:
Referencias académicas